Qué te propongo hacer
En este artículo aprenderás y aplicarás una micropráctica de mindfulness de 3 minutos —con raíces en MBCT/MBSR— para usar antes, durante y después de tus sesiones. La propuesta es operativa: en menos de 10 minutos podrás (1) entender el porqué, (2) practicar con un guion claro y (3) llevarte un plan de 2 semanas para integrarla en tu estilo de coaching.
Objetivos en concreto
- Entrenar la meta-atención (darte cuenta de que te fuiste y volver sin juicio).
- Regular la activación fisiológica para sostener escucha y presencia.
- Anclar tus intervenciones en valores en lugar de impulsos.
Resultados esperables
- Más claridad al preguntar y resumir.
- Menos reactividad ante silencios, emociones intensas o agendas difusas.
- Mayor coherencia entre tu ser y tu hacer como coach.
Materiales
- Reloj o temporizador de 3′ (opcional).
- Libreta para bitácora de microprácticas.
- Tarjeta impresa con el esquema Reconocer–Reunir–Expandir.
Para quién es esto
Para ti, coach, psicólogo/a o formador/a que buscas integrar mindfulness en tu práctica y diferenciarte con recursos sencillos, basados en evidencia y aplicables ya.
¿Por qué funciona?
La atención plena entrena la capacidad de salir del piloto automático y responder en lugar de reaccionar. En el contexto del coaching, esto se traduce en mayor regulación emocional del coach, escucha más fina y preguntas más ajustadas al momento. Programas como MBSR y MBCT han sistematizado prácticas breves que aumentan conciencia corporal, meta-atención y amabilidad hacia la experiencia.
Explicación breve
- Cuando la activación sube (estrés, prisa, nervios), el sistema nervioso tiende al modo lucha–huida–parálisis. La micropráctica introduce un corte atencional que desacopla estímulo y respuesta.
- El anclaje somático (respiración, apoyos) envía señales de seguridad al cuerpo; esto facilita la flexibilidad cognitiva para elegir la siguiente intervención.
- Nombrar la experiencia («siento presión», «pienso que voy tarde») activa redes prefrontales que modulan la reactividad emocional.
Idea clave: no buscamos “sentirnos mejor” de inmediato, sino estar mejor con lo que sentimos, para elegir con claridad el siguiente paso.
La técnica paso a paso: Espacio de respiración de 3 minutos
Objetivo: recuperar presencia y anclar la sesión cuando hay dispersión, nervios o intensidad emocional (del coach o del coachee).
Preparación (30–60″)
- Postura digna y cómoda (pies al suelo, espalda erguida, mandíbula relajada).
- Aclara tu intención: «Cultivar presencia para servir mejor a la conversación».
Estructura 1-1-1 (aprox. 60″ cada fase):
- Reconocer (mente abierta)
Pregúntate/pregunta: ¿Qué está ocurriendo ahora mismo? Nota pensamientos, emociones y sensaciones. Ponles nombre con brevedad: “preocupación”, “nudo en el estómago”, “prisa”, “alegría”. Sin arreglar nada.
Mini-explicación: Nombrar crea espacio entre tú y la experiencia. - Reunir (foco en la respiración)
Lleva la atención suavemente a la respiración en el abdomen o las fosas nasales. Cuenta 5–10 ciclos, sintiendo la entrada y salida del aire. Si la mente se va, volver es la práctica.
Mini-explicación: La respiración es un ancla estable que regula el sistema. - Expandir (cuerpo completo)
Amplía la atención al cuerpo como un todo: postura, apoyos, temperatura, sonidos. Permite lo que hay. Pregunta: ¿Qué es lo más sabio/útil ahora mismo?
Mini-explicación: Integras el panorama completo para decidir desde valores.
Duración total: 180 segundos aprox. Puede hacerse con ojos abiertos y en silencio.
Checklist rápido
- ☐ Nombré pensamiento–emoción–sensación.
- ☐ Conté al menos 5 respiraciones.
- ☐ Escaneé cuerpo/entorno y elegí un micro-siguiente paso.
Ejemplos de aplicación inmediata
- Coach acelerado: haces 3′ antes de entrar a Zoom ⇒ baja la velocidad de habla y sube la escucha.
- Coachee en bloqueo: propones 3′ ⇒ emergen dos opciones guiadas por valores.
- Sesión tensa: pausáis 3′ ⇒ se restaura el clima colaborativo.
Guiones prácticos
A) Micro-ritual del coach (antes de cada sesión)
- Reconozco: “Noto expectativa y algo de prisa.”
- Reúno: “Sigo 8 respiraciones, suave, hombros sueltos.”
- Expando: “Siento pies en el suelo, espalda apoyada. Elijo curiosidad como actitud.”
Frase ancla: “Presencia primero, intervención después.”
B) Guía de 3’ para ofrecer al coachee (en sesión)
“Tomemos 3 minutos. Primero, nombra en silencio qué pasa en tu mente, cuerpo y emoción. Ahora, lleva la atención a tu respiración por unas 8–10 respiraciones. Por último, amplía a todo tu cuerpo y al espacio. Con eso presente: ¿qué te piden tus valores dar como siguiente paso?”
C) Time-out mindful (cuando la sesión se tensa)
- Señal acordada: “¿Te va bien si respiramos 3 minutos para ver más claro?”
- Vuelve a la agenda con: “De lo que emergió, ¿qué es más importante ahora?”
Variantes integradas (ACT + MBSR)
- Defusión cognitiva (ACT): formula los pensamientos como “Estoy teniendo el pensamiento de que…”. Úsalo en la fase Reconocer para desliteralizar y ganar espacio.
Ejemplo: “Estoy teniendo el pensamiento de que si hay silencios, perderé la dirección de la sesión”. - Valores en 1 frase: al cerrar la fase Expandir, pregúntate/pregunta: “¿Qué valor quiero honrar en los próximos 10 minutos?” (p. ej., honestidad, aprendizaje, cuidado).
Ejemplo: “Elijo honestidad: voy a reflejar que estoy notando prisa”. - Anclaje somático rápido: 3 apoyos = pies, isquiones, manos. Nómbralos y siente 1 respiración en cada uno.
Ejemplo: “Pies–isquiones–manos: 3 respiraciones, hombros sueltos”.
Cuándo usarla en coaching
- Antes: centrarte como coach y calibrar tu presencia.
- Durante: al detectar aceleración, rumiación o bloqueo.
- Después: higiene atencional entre sesiones (prevención de fatiga y arrastre).
Errores frecuentes (y su antídoto)
- Usarla como “apagafuegos emocional”. → Reenmarcar: la intención es abrir espacio, no suprimir emociones.
- Guiarla en tono rígido o rápido. → Ritmo natural, lenguaje simple, pausas de 3–5 segundos.
- Hacerla “perfecta”. → Recordatorio: el criterio de éxito es volver cuando la mente se va.
- Olvidar cierre orientado a la acción. → Cierra siempre con una pregunta de elección consciente.
- No adaptar al contexto. → Puedes hacerla con ojos abiertos, en movimiento suave o entre preguntas.
Cómo medir impacto en tu práctica
- SUDS 0–10 (subjetivo): puntúa activación antes/después.
- Marcadores de presencia del coach: velocidad de habla, contacto visual, calidad de escucha (menos interrupciones, más silencio útil).
- Bitácora de microprácticas: 2–3 líneas tras la sesión: contexto, hallazgo, siguiente ajuste.
- Indicadores en el coachee: claridad al formular objetivo, aumento de agencia, decisiones alineadas con valores.
Plantilla de bitácora (copiar/pegar)
- Fecha y contexto: __
- Activación antes/después (0–10): __ ⇒ __
- Qué noté (P–E–S): __
- Insight/Aprendizaje: __
- Siguiente micro-acción: __
Recursos y lecturas recomendadas
- MBCT: trabajo con “espacio de respiración de 3 minutos” y el lema “Los pensamientos no son hechos”.
- MBSR: fundamentos de práctica formal e informal para sostener presencia en la vida cotidiana.
- Mindfulness aplicado al coaching: propuestas para transformar la escucha y la calidad de la relación de ayuda.
Mini-guía de 2 semanas para integrarlo
- Semana 1 (personal): 3′ antes y después de cada sesión + 1 nota en la bitácora. Meta: consistencia.
- Semana 2 (relacional): ofrece la práctica a 1–2 coachees; recoge feedback sobre claridad, calma y foco. Meta: transferencia a la conversación
CTA para tu próxima sesión
- Imprime la tarjeta 3’ (o anótala en tu libreta).
- Practícala tú antes de cada sesión durante 7 días.
- En la semana 2, ofrécela a 1–2 coachees (pide permiso y explica la intención).
- Revisa en tu bitácora: ¿qué cambió en tu escucha y en la claridad de la intervención?
Conclusión
La micropráctica de 3 minutos es un puente operativo entre la teoría del mindfulness y la conversación real de coaching. No pretende “arreglar” nada; crea espacio lúcido para ver con honestidad lo que ocurre y elegir desde valores el siguiente paso. Practicada de forma consistente —antes, durante y después de las sesiones— fortalece tu meta-atención, regula la activación y alinea tu modo de estar con tu modo de intervenir.
Como coaches, somos el instrumento: cultivar presencia es una responsabilidad profesional y un acto de cuidado hacia el coachee y hacia nosotros mismos. Usa la bitácora, mide con SUDS 0–10 y sigue el plan de 2 semanas; deja que los datos de tu práctica guíen los ajustes. Con el tiempo, notarás que la calidad de tus preguntas, silencios y decisiones se vuelve más esencial.
Cierra cada sesión —y cada día— recordando tu mantra operativo: “Presencia primero, intervención después.”




Un comentario en “La micropráctica de 3 minutos (MBCT) para coaches: presencia al instante en sesión”